Club de la fantasía, el blog de la amistad más leído en el mundo.
LETRAS AL INICIO DE SEMANA
Un día, esperados o por sorpresa, llegan a nuestras vidas...
...Y cuando llegan, la cambian.
Nos quitan el sueño, nos hacen enojar, gastamos dinero, cambian nuestros planes...
Pero, desde que están en su cunita y hasta el día en que se van son lo mejor que nos haya podido ocurrir.
No importan las vicisitudes que atraviesen en su crecer...
No importan los vaivenes que puedan pasar...
No importa nada... sólo sabemos que son nuestros, aunque en realidad son del Creador, Él nos los dio...
Y llegaron para llenar con su existencia las páginas más valiosas de nuestro libro de vida.
Hijos propios y ajenos, hoy que escribo esto para ustedes, solo les pido una cosa:
No se olviden de nosotros cuando ya no estemos juntos, cuando tengan su propio hogar, cuando estemos arrugados y achacosos.
Hijos, no se olviden de sus papis... no se olviden de sus viejos.
Solo no se olviden, con eso basta. No siempre les molestaremos...
¡Oh, pequeños! Nada es para siempre.
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Querido Hijo:
El día que me veas mayor y ya no sea yo, ten paciencia e intenta enterderme.
Cuando, comiendo, me ensucie; cuando no pueda vestirme: ten paciencia. Recuerda las horas que pasé enseñándotelo.
Si, cuando hablo contigo, repito las mismas cosas, mil y una veces, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño, a la hora de dormir, te tuve que explicar mil y una veces el mismo cuento hasta que te entraba el sueño.
No me avergüences cuando no quiera ducharme, ni me riñas. Recuerda cuando tenía que perseguirte y las mil excusas que inventaba para que quisieras bañarte.
Cuando veas mi ignorancia sobre las nuevas tecnologías, te pido que me des el tiempo necesario y no me mires con tu sonrisa burlona…
Te enseñé a hacer tantas cosas… Comer bien, vestirte… Y cómo afrontar la vida. Muchas cosas son producto del esfuerzo y la perseverancia de los dos.
Cuando en algún momento pierda la memoria o el hilo de nuestra conversación, dame el tiempo necesario para recordar. Y si no puedo hacerlo, no te pongas nervioso, seguramente lo más importante no era mi conversación y lo único que quería era estar contigo y que me escucharas.
Si alguna vez no quiero comer, no me obligues. Conozco bien cuando lo necesito y cuando no.
Cuando mis piernas cansadas no me dejen caminar…
…dame tu mano amiga de la misma manera en que yo lo hice cuando tu diste tus primeros pasos.
Y cuando algún día te diga que ya no quiero vivir, que quiero morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene nada que ver contigo, ni con tu amor, ni con el mío.
Algún día descubrirás que, pese a mis errores, siempre quise lo mejor para ti y que intenté preparar el camino que tu debías hacer.
No debes sentirte triste, enfadado o impotente por verme de esta manera. Debes estar a mi lado, intenta comprenderme y ayúdame como yo lo hice cuando tú empezaste a vivir.
Ahora te toca a ti acompañarme en mi duro caminar. Ayúdame a acabar mi camino, con amor y paciencia. Yo te pagaré con una sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido.
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