Amigos y amigas de este blog en todo el Planeta, ¡buen día!
Aquí una vez más con ustedes, tratándoles de llevar temas de interés y utilidad.
En esta ocasión, les ofrecemos una sorpresilla...
Entra nuevamente en escena lo culinario...
El amor por el arte de cocinar -¿podría ser, por ende, por el de comer?-
...Y ya que estamos en Semana Santa, el plato es uno tradicional: la fanesca.
Sabemos que se hace en España -que algún socio me corrija o mejore esta aseveración-, pero acá en Ecuador también la sabemos hacer, a nuestra manera.
Así que, aquí va una primera parte, de carácter informativa.
Para este viernes, Dios mediante, esperamos presentar la receta.
¡Que lo disfruten!
Un abrazo.
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Prueba la sazón (La sorpresilla)
Más que un plato típico de los ecuatorianos, la denominada “Fanesca” es un alimento lleno de historia y tradición que se elabora durante la Semana Santa desde hace unos cuatrocientos años.
La Fanesca simboliza la unión familiar y esconde entre sus ingredientes una mezcla de símbolos católicos e indígenas.
Cada ingrediente representa a santos y personajes sublimes del cristianismo explicó a ANDES Edgar León, reconocido chef del restaurant Estragón, quien ha estudiado por años no solo la preparación de la fanesca sino también su historia.
Según la tradición, los pueblos antiguos se reunían en un grupo grande de gente haciendo un círculo de piedras sobre las que extendían un mantel al que denominaban la “pampa mesa”. Cada uno de los asistentes a este evento llevaba un ingrediente como símbolo de compartir el alimento. Así dieron inicio a la elaboración de la Fanesca.
Es en este momento cuando los clérigos ponen un significado católico a cada uno de los ingredientes del plato tradicional.
El choclo es San Pedro por el número de hijos que representa cada uno de sus granos. El pelo del choclo simboliza su barba.
Los chochos representan a Judas Iscariote y para ser un elemento de la fanesca debe ser purificado por siete días en agua de arroyo que corre entre las piedras. Cada día corresponde a uno de los siete pecados capitales.
La arveja simboliza a San Antonio por su amor a la naturaleza y el trabajo en labrar la tierra por lo que cada grano se denomina como una “una perla verde que alimenta el cuerpo.
Las habas representan a María Magdalena por el ser la compañera de la madre de Jesús. Este es un grano de sabor dominante y de gran identidad.
El zapallo encarna a San Francisco de Asís. La abundante comida de la calabaza, su imponente presencia en color y textura, representa a este Santo quien abandonó su reino y fortuna para seguir a Dios y servir a los pobres.
El fréjol simboliza a los Reyes Magos, quienes se dejaron guiar por una estrella para llevar oro, mirra e incienso al niño Jesús. Es por ello que se elijen tres tipos de fréjol.
El bacalao recuerda la multiplicación de los peces para alimentar a miles de seres humanos. Jesús es representado por este ingrediente que se expande como el aroma, conllevando al verdadero significado de compartir y vivir en sociedad.
La cebolla es utilizada para simular las trenzas de la Virgen María. Al picarlas para su preparación provoca el llanto que simboliza las lágrimas que la Virgen derramó en el vía crucis.
La leche es San Agustín porque al igual que este Santo busca el equilibrio. Purifica las relaciones y blanquea el color y, sobre todo, armoniza el equilibrio en sabor y aroma.
Hierbas aromáticas: (Culantro y orégano) son utilizadas para representar San Martin de Porres, único santo de color negro, médico y barbero que llegó a predicar. Su medicina eran aguas de hierbas y raíces, emplastos o ungüentos.
Frituras: Las masas y plátanos son elementos que se agregan al final, estos significan los parientes políticos y visitas que llegan durante los días de Semana Santa para compartir el alimento. Por eso acompañan el plato.
“La preparación de este plato es una ritualidad única y varía según la región o costumbre, por ser un plato de recetas parentales, de herencia o de ritualidad. Varias familias se reúnen la noche anterior para rezar, contar historietas y pelar granos”, afirmó Edgar León.
Comentó también que en la antigüedad los cinco primeros días de la Semana Santa, las familias cocinaban una fanesca cada día y las compartían entre los vecinos; de esta manera, las recetas se fueron expandiendo, pero jamás dejaron de ser una tradición con identidad:
A las cinco de la mañana te debes levantar,
porque el viacrucis vas a rezar,
durante el día vas a ayunar,
en la cocina vas a ayudar;
malas palabras no vas a hablar
y al medio día vas a almorzar,
a fanesca hay que convidar
y durante el año la comida
no te ha de faltar.
Si osas en no respetar a la iglesia
no puedes entrar y los pecados
Dios no te los va a perdonar…
Así reza el antiguo verso del Viernes Santo que reseña brevemente el significado de esta tradición cristiana.
Título original: Fanesca, cuatrocientos años de identidad ecuatoriana
Fuente: Andes, agencia pública de noticias del Ecuador y Suramérica
Título original: Fanesca, cuatrocientos años de identidad ecuatoriana
Fuente: Andes, agencia pública de noticias del Ecuador y Suramérica
(31/03/2010)
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