Mis amigos y amigas lectores-as de este blog en el mundo, bienvenidos! Les saludo con mucho cariño desde Ecuador, en la mitad del mundo.
Esta vez, mis palabras tienen el tinte de lo amargo.
Pero, como ser pensante, racional y humano -principalmente-, ya no me es posible callar... pido su comprensión.
¿Conocen ustedes el decir "Nadie sabe para quién trabaja"? Bueno, creo que hay una nueva versión de él. Yo diría que es "Nadie sabe a quién manda"... ¿Qué les parece?
Hay personas que gracias a Dios, a su esfuerzo y a una dosis de fortuna -en ese orden- han llegado a ser lo que son y tener lo que tienen... Todo bien hasta aquí.
Luego, esas personas, quizá ufanadas o nubladas por el éxito, se vuelven arrogantes y miópes ante nuevas oportunidades y lo que es peor, totalmente insensibles ante las angustias y necesidades de quienes bien y lealmente les sirven.
¡Peligro!
Seres humanos a quienes la última realidad de lo que son -hombres transitorios en esta tierra de Dios- se les ha borrado de su mapa mental. Lástima, porque la vida ya está llena de personas así, y ellos no hacen más que engrosar las filas.
¡Cavernas, a ustedes me refiero!
Cavernas, a ustedes les digo que hubo días en sus vidas en que vivieron de sueños. Que hubo días que no durmieron atormentados por la penosa realidad de las necesidades o las deudas... ¿Tan pronto lo olvidaron?
¡Y cómo se comportan ustedes, cavernas! Sobajean y juegan con las ilusiones de las personas que sí les sirven lealmente y a quienes ustedes dicen estimar. Les prometen cosas que no cumplen y los engañan con expectativas falsas, como falsos y soberbios se han vuelto ustedes.
Se dicen líderes, cavernas... ¿líderes de qué? Imitan lo de otros, porque tienen miedo de hacer algo diferente. ¿Se ufanan de sus corifeos porque ellos los hacen más prósperos? Pregúntenles cuánto dinero, por ellos, han dejado de ganar... ¡Si vieran más allá de sus narices!
Cavernas, la vida les sonríe y el sol hoy sale a plenitud sobre sus cabezas, pero, ¿por cuánto tiempo? ¡Ah! Es que olvidaron que nada dura para siempre y las cosas humanas no son eternas.
Los que por sus acciones sufrimos injustificado maltrato no les maldecimos ni les deseamos mal, porque somos conscientes que eso no debe hacerse. De ustedes otros dependen y su ruina acarrearía más tristezas de lo que ya han provocado con su actuar. Además, la vida enseña.
El día que triunfemos, cavernas, será nuestra revancha, revancha que se la restregaremos en el rostro altanero de su orgullo vano. Luego de eso, les daremos las gracias por lo que fue en su momento y les diremos adiós... ¿Para siempre? ¡Quien sabe! Si algún día volvemos, espero que sea cuando hayan rectificado su muy lamentable proceder.
Cavernas, esto va para ustedes y saben por qué lo digo.
Y para mis amables y pacientes bloggeros-as, mi reconocimiento de siempre.
Perdón por esto, pero debía decirlo. No se repetirá.
Gracias a Dios, la verdad no se impone por la fuerza. Brilla sola, cuán luz.
¡Hasta la próxima!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Bienvenido-a mi amigo-a! Comenta lo que desees, pero con el respeto que todos-as merecen.