Reproduzco, con la debida autorización del caso, una pequeña parte de la tesis de mi compañero y amigo Luiggi Raffo, quien gentilmente ha aceptado su publicación en este blog.
Así pues, sin más preámbulos, aquí les va:
El trabajo informal en la ciudad de Guayaquil
Ante todo, hay que dejar en claro que en nuestra ciudad más de quinientas mil personas viven del subempleo, y de estas, casi el 50 % se dedica al comercio minorista informal como forma de subsistencia.
A pesar de ello, la administración local, en su intento de renovar turísticamente la ciudad ha emprendido una sistemática persecución contra este grupo, persecución que causa muchos altercados y enfrentamientos por parte de los comerciantes. Casos de abusos y violaciones a los derechos humanos, acusaciones de criminalización de la protesta, etc., son sucesos que se conocen a diario y en mayor número en estas fechas, además de incrementar la delincuencia, el desorden y el desempleo al momento de prohibir la actividad de estos comerciantes.
Este problema no es de ahora, viene sucediéndose desde la anterior alcaldía socialcristiana –algo más de 10 años-. Las complicaciones resultantes no han quedado sólo en el enfrentamiento entre los comerciantes y la autoridad municipal, sino que además han involucrado a la misma Policía Nacional, institución que tratando de poner orden en los enfrentamientos, resultan también agredidos, ofendidos y maltratados, generando, en vez de una solución, otro problema.
Hechos como los del mes de noviembre del presente año, los de esta semana -por las fechas navideñas, en el sector de la bahía Huayna Cápac-, así como el ocurrido el 10 de junio del año pasado cuando un grupo de personeros del municipio, vestidos de civil y de uniforme agredieron a la policía y a los comerciantes informales que se dirigían en una marcha pacífica a la alcaldía para presentarles sus propuestas al alcalde Nebot, y que fueron interrumpidos por la cada vez más cuestionada Policía Metropolitana.
Esta situación es un gran problema para el comercio de Guayaquil, pese a que se han tenido charlas con los comerciantes y se los ha querido reubicar en otros lugares -por cierto, alejados del casco comercial-, como la vía a Daule, sin tener en cuenta que el porcentaje de ventas será muy bajo (...).
La proyección de este problema es que se podría extender por muchos años, y siendo exagerados, podríamos llegar a una guerra civil, ya que el hecho ocurrido el 10 de junio del 2008 (al enfrentarse policías metropolitanos y personal de civil del municipio contra los informales y policía nacional), nos permite avizorar una hecatombe social.
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